01 marzo 2010
ZP el anti-USA
Confunde a la Nación con el Gobierno.
Leo que un respetado instituto de opinión estadounidense, el Pew Center Research, ha descubierto que el sentimiento antinorteamericano de los españoles es mayor que el indonesio, el egipcio y el paquistaní, y ligeramente inferior al jordano y turco.
Esa hostilidad española es el doble de la rusa, la china o la india, y mucho mayor que la japonesa, francesa, alemana o británica.
En la lista de quince países examinados España aparece entre los subdesarrollados, en medio de los islámicos y tercermundistas. El Pew Center Research afirma que tres de cada cuatro españoles detestan a EE.UU.
Sin embargo, aquí algunos defienden que “los españoles no odiamos a los estadounidenses, sino a su gobierno exterminador e imperialista. Los españoles sabemos diferenciar entre un pueblo, su cultura, sus bondades y defectos y ciertamente sus gobernantes buenos, mediocres o detestables como el actual.”
Pero no es cierto. Generalmente la izquierda no hace esas distinciones y desde luego ZP nunca las ha hecho. ZP ha hecho ostentación de su mala educación y grosería al no mostrarse respetuoso con la nación americana cuya bandera había sido invitada al desfile de la fiesta nacional española. Sin embargo, el gesto va más allá de la mala educación con nuestros invitados. Es un reflejo de su auténtico talante –que no tiene nada que ver con lo que dice en sus bonitos discursos para memos– ya que confunde el Gobierno con la Nación. La bandera no representa al Gobierno de Bush sino a los Estados Unidos, a cuyo pueblo se ofende.
Los orígenes del odio de la izquierda mundial y de su obsesión contra "yanquilandia" están en el resentimiento. Por detrás de la ola anti-estadounidense, alimentada por las izquierdas del mundo entero y amplificada por importantes medios de comunicación, subyacen dos motivos sobre los cuales casi nadie habla:
Primero, el sordo resentimiento comuno-progresista contra los países libres, en particular, contra Estados Unidos, provocado por el derrumbe del imperio soviético en 1990. Derrumbe que dejó al colectivismo marxista como una experiencia fracasada y superada, que se pierde en la Historia con un triste saldo de miseria, opresión y sangre, enterrando los propios mitos con los cuales engañó a tantos durante décadas. Norteamérica siempre ha abanderado la lucha anticomunista y se la hace responsable del fracaso del sueño comunista y de la pérdida de sus paraísos.
Segundo, la tendencia conservadora de sectores importantes de la opinión pública norteamericana, que se fue consolidando en los últimos años, influenciando los rumbos del país y constituyendo un incómodo obstáculo al avance revolucionario.
Para ocultar estas verdaderas motivaciones e intentar llevar tras de sí a la opinión mundial, las izquierdas impulsaron esa onda anti-estadounidense emocional e irracional, que parece condenar indiscriminadamente todo lo que provenga de los Estados Unidos.
Como decía alguien, “La certeza de ser de izquierdas descansa en un criterio muy simple, al alcance de cualquier retrasado mental: Ser, en todas las circunstancias, pase lo que pase y se trate de lo que se trate, antiamericano”.
Pero gracias a los norteamericanos la Primera Guerra Mundial terminó con la victoria de las democracias. Fueron los norteamericanos los que derrotaron a Hitler y Mussolini –el nazismo y el fascismo no fue derrotado y pervive en aquellas izquierdas que lo combatían– y acabaron la Segunda Guerra Mundial con la implantación de regímenes democráticos.
Fueron también los Estados Unidos quienes mantuvieron a raya a Rusia durante cuarenta años de guerra fría hasta vencer al comunismo y dejarlo prácticamente reducido a unos pocos gobernantes corruptos que lo imponen por la fuerza y a una minoría nostálgica del poder que tuvieron.
Y siguen siendo los Estados Unidos los que mantienen el peso de la lucha contra el terrorismo islámico –principal amenaza mundial en la actualidad– y los únicos que pueden darnos esperanzas de que algún día se acabe. Mientras tanto, todos esos políticos y gentecilla venida a más y salidos de la izquierda que tanto odiaban a los norteamericanos, envían a sus hijos a estudiar allí.
Aunque ahora la cosa ha cambiado. Ya en 2009 y cuando un negro de izquierdas –y por si fueran pocos méritos, con raíces musulmanas– ha sido elegido presidente de los EE.UU., nuestros gobernantes socialistas han pasado a ser los más lastimosos y serviles lameculos pro-americanos.
Plagiando a John F. Kennedy y en una entrevista concedida al New York Times, ZP dijo una de sus frases para la historia –para la historia de la imbecilidad– afirmando que "No es cuestión de qué puede hacer Obama por España sino qué puede hacer España por Obama." Poniendo a España al servicio de Obama dejó claro que no pretendía hacer algo por la nación americana sino por su colega. ¿Qué puede hacer España por Obama?
Para empezar, ofrecer –sin que nadie lo haya pedido– el envío de un mayor contingente militar a Afganistán para implicarlos en una misión de guerra nunca reconocida por nuestro gran líder. ZP añadía que si fuera necesario y así se lo pidieran, España estaría dispuesta a aumentar la presencia de nuestras tropas en Afganistán. "Siempre hemos estado dispuestos a enviar tropas adicionales para apoyar procesos electorales, tal como estamos haciendo en estos momentos. Y si fuera necesario aumentar nuestra presencia en Afganistán, estamos dispuestos a hacerlo".
No falla. Manipulan y mienten tan a menudo que nunca recuerdan lo que dijeron en otras ocasiones. Nuestras tropas en Irak estaban en misión humanitaria de reconstrucción y del mantenimiento de la paz necesaria para que pudieran convocarse elecciones democráticas y a pesar de que en su día dijera ZP que “Si abandonamos Irak a su suerte el desastre humano en ese país puede tener proporciones gigantescas” (1), no dudó en retirar a nuestros soldados. Y ahora resulta que siempre ha estado dispuesto a apoyar procesos electorales, incluso enviando más tropas en lugar de llevárselas. Cinismo en estado puro.
Sin duda la izquierda tiene mucho de pose, mentira e hipocresía, pero ZP además es un mentiroso esférico. Miente lo mires por donde lo mires.
NOTA (1) - Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados - Sesión plenaria núm. 288 celebrada el martes, 2 de diciembre de 2003 - Página 15950
Leo que un respetado instituto de opinión estadounidense, el Pew Center Research, ha descubierto que el sentimiento antinorteamericano de los españoles es mayor que el indonesio, el egipcio y el paquistaní, y ligeramente inferior al jordano y turco.
Esa hostilidad española es el doble de la rusa, la china o la india, y mucho mayor que la japonesa, francesa, alemana o británica.
En la lista de quince países examinados España aparece entre los subdesarrollados, en medio de los islámicos y tercermundistas. El Pew Center Research afirma que tres de cada cuatro españoles detestan a EE.UU.
Sin embargo, aquí algunos defienden que “los españoles no odiamos a los estadounidenses, sino a su gobierno exterminador e imperialista. Los españoles sabemos diferenciar entre un pueblo, su cultura, sus bondades y defectos y ciertamente sus gobernantes buenos, mediocres o detestables como el actual.”
Pero no es cierto. Generalmente la izquierda no hace esas distinciones y desde luego ZP nunca las ha hecho. ZP ha hecho ostentación de su mala educación y grosería al no mostrarse respetuoso con la nación americana cuya bandera había sido invitada al desfile de la fiesta nacional española. Sin embargo, el gesto va más allá de la mala educación con nuestros invitados. Es un reflejo de su auténtico talante –que no tiene nada que ver con lo que dice en sus bonitos discursos para memos– ya que confunde el Gobierno con la Nación. La bandera no representa al Gobierno de Bush sino a los Estados Unidos, a cuyo pueblo se ofende.
Los orígenes del odio de la izquierda mundial y de su obsesión contra "yanquilandia" están en el resentimiento. Por detrás de la ola anti-estadounidense, alimentada por las izquierdas del mundo entero y amplificada por importantes medios de comunicación, subyacen dos motivos sobre los cuales casi nadie habla:
Primero, el sordo resentimiento comuno-progresista contra los países libres, en particular, contra Estados Unidos, provocado por el derrumbe del imperio soviético en 1990. Derrumbe que dejó al colectivismo marxista como una experiencia fracasada y superada, que se pierde en la Historia con un triste saldo de miseria, opresión y sangre, enterrando los propios mitos con los cuales engañó a tantos durante décadas. Norteamérica siempre ha abanderado la lucha anticomunista y se la hace responsable del fracaso del sueño comunista y de la pérdida de sus paraísos.
Segundo, la tendencia conservadora de sectores importantes de la opinión pública norteamericana, que se fue consolidando en los últimos años, influenciando los rumbos del país y constituyendo un incómodo obstáculo al avance revolucionario.
Para ocultar estas verdaderas motivaciones e intentar llevar tras de sí a la opinión mundial, las izquierdas impulsaron esa onda anti-estadounidense emocional e irracional, que parece condenar indiscriminadamente todo lo que provenga de los Estados Unidos.
Como decía alguien, “La certeza de ser de izquierdas descansa en un criterio muy simple, al alcance de cualquier retrasado mental: Ser, en todas las circunstancias, pase lo que pase y se trate de lo que se trate, antiamericano”.
Pero gracias a los norteamericanos la Primera Guerra Mundial terminó con la victoria de las democracias. Fueron los norteamericanos los que derrotaron a Hitler y Mussolini –el nazismo y el fascismo no fue derrotado y pervive en aquellas izquierdas que lo combatían– y acabaron la Segunda Guerra Mundial con la implantación de regímenes democráticos.
Fueron también los Estados Unidos quienes mantuvieron a raya a Rusia durante cuarenta años de guerra fría hasta vencer al comunismo y dejarlo prácticamente reducido a unos pocos gobernantes corruptos que lo imponen por la fuerza y a una minoría nostálgica del poder que tuvieron.
Y siguen siendo los Estados Unidos los que mantienen el peso de la lucha contra el terrorismo islámico –principal amenaza mundial en la actualidad– y los únicos que pueden darnos esperanzas de que algún día se acabe. Mientras tanto, todos esos políticos y gentecilla venida a más y salidos de la izquierda que tanto odiaban a los norteamericanos, envían a sus hijos a estudiar allí.
Aunque ahora la cosa ha cambiado. Ya en 2009 y cuando un negro de izquierdas –y por si fueran pocos méritos, con raíces musulmanas– ha sido elegido presidente de los EE.UU., nuestros gobernantes socialistas han pasado a ser los más lastimosos y serviles lameculos pro-americanos.
Plagiando a John F. Kennedy y en una entrevista concedida al New York Times, ZP dijo una de sus frases para la historia –para la historia de la imbecilidad– afirmando que "No es cuestión de qué puede hacer Obama por España sino qué puede hacer España por Obama." Poniendo a España al servicio de Obama dejó claro que no pretendía hacer algo por la nación americana sino por su colega. ¿Qué puede hacer España por Obama?
Para empezar, ofrecer –sin que nadie lo haya pedido– el envío de un mayor contingente militar a Afganistán para implicarlos en una misión de guerra nunca reconocida por nuestro gran líder. ZP añadía que si fuera necesario y así se lo pidieran, España estaría dispuesta a aumentar la presencia de nuestras tropas en Afganistán. "Siempre hemos estado dispuestos a enviar tropas adicionales para apoyar procesos electorales, tal como estamos haciendo en estos momentos. Y si fuera necesario aumentar nuestra presencia en Afganistán, estamos dispuestos a hacerlo".
No falla. Manipulan y mienten tan a menudo que nunca recuerdan lo que dijeron en otras ocasiones. Nuestras tropas en Irak estaban en misión humanitaria de reconstrucción y del mantenimiento de la paz necesaria para que pudieran convocarse elecciones democráticas y a pesar de que en su día dijera ZP que “Si abandonamos Irak a su suerte el desastre humano en ese país puede tener proporciones gigantescas” (1), no dudó en retirar a nuestros soldados. Y ahora resulta que siempre ha estado dispuesto a apoyar procesos electorales, incluso enviando más tropas en lugar de llevárselas. Cinismo en estado puro.
Sin duda la izquierda tiene mucho de pose, mentira e hipocresía, pero ZP además es un mentiroso esférico. Miente lo mires por donde lo mires.
NOTA (1) - Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados - Sesión plenaria núm. 288 celebrada el martes, 2 de diciembre de 2003 - Página 15950