01 marzo 2010
ZP gana las elecciones
Una sonrisa que nos costará cara.
Hoy, 14 de marzo de 2004, nuevamente la desgracia se ha cebado en los españoles: La izquierda decidirá los destinos de España. Ello no quiere decir que la izquierda nos vaya a gobernar, simplemente que son ellos los que van a ocupar los sillones del gobierno porque para gobernar son incompetentes.
Dicen que estas son las consecuencias de la guerra de Irak, pero los españoles de bien no se merecen esto. No nos merecemos el asesinato de la unidad de España, ni su desmembramiento. Ni que sean los separatistas quienes impongan condiciones. Ni que sean los sectarios quienes adoctrinen a nuestros hijos en las escuelas. Ni que los ladrones dilapiden ahora el capital ahorrado durante estos años de ejemplar gestión. Será fácil gastar ahora el dinero ganado por otros por parte de quienes, cuando gobernaban, no lograron sacar adelante nuestra economía y además se llevaron lo que había.
Para vergüenza del socialismo, ha sido el terrorismo árabe el que ha dado tan miserable victoria a Zapatero, indigno de gobernar por sus vaivenes y su escasa autoridad. No ha sido por ninguna clase de méritos. Ni siquiera por la herencia de anteriores gestiones socialistas.
Mi más sentido pésame a quienes tienen una hipoteca por pagar, a quienes tienen una pensión por cobrar y a quienes tienen un mínimo de vergüenza y son contrarios a la reforma del estatuto de las autonomías y de la Constitución en favor de los separatistas, de negociaciones con ETA y de ataques a la Iglesia, etc. Nos llevarán a los años previos a la guerra civil.
Los nuevos votos socialistas, aquellos que le han dado ahora la victoria, tendrán motivos para arrepentirse pero lo tendrán merecido y será tarde. Después de la euforia, las aguas volverán a su cauce y será entonces cuando se den cuenta de lo que han hecho.
Subir al podio de la victoria formado por una pila de cadáveres no es para estar orgullosos. Otra forma de demostrar que se era el mejor no había y han sido los asesinos quienes se la han proporcionado.
Esto es un paréntesis de cuatro años. Más que suficientes para el arrepentimiento y la vuelta a la realidad. Esperemos que los judas españoles no hagan nada irreparable con España y que pronto podamos restituirle su dignidad.
Este desgraciado periodo se nos va a hacer largo y muchos desmanes veremos. Los sufridores, los de siempre. Los políticos y sus lacayos seguirán derrochando.
No tenemos arreglo ni criterio propio. Demasiado borrego.
Dicen que estas son las consecuencias de la guerra de Irak, pero los españoles de bien no se merecen esto. No nos merecemos el asesinato de la unidad de España, ni su desmembramiento. Ni que sean los separatistas quienes impongan condiciones. Ni que sean los sectarios quienes adoctrinen a nuestros hijos en las escuelas. Ni que los ladrones dilapiden ahora el capital ahorrado durante estos años de ejemplar gestión. Será fácil gastar ahora el dinero ganado por otros por parte de quienes, cuando gobernaban, no lograron sacar adelante nuestra economía y además se llevaron lo que había.
Para vergüenza del socialismo, ha sido el terrorismo árabe el que ha dado tan miserable victoria a Zapatero, indigno de gobernar por sus vaivenes y su escasa autoridad. No ha sido por ninguna clase de méritos. Ni siquiera por la herencia de anteriores gestiones socialistas.
Mi más sentido pésame a quienes tienen una hipoteca por pagar, a quienes tienen una pensión por cobrar y a quienes tienen un mínimo de vergüenza y son contrarios a la reforma del estatuto de las autonomías y de la Constitución en favor de los separatistas, de negociaciones con ETA y de ataques a la Iglesia, etc. Nos llevarán a los años previos a la guerra civil.
Los nuevos votos socialistas, aquellos que le han dado ahora la victoria, tendrán motivos para arrepentirse pero lo tendrán merecido y será tarde. Después de la euforia, las aguas volverán a su cauce y será entonces cuando se den cuenta de lo que han hecho.
Subir al podio de la victoria formado por una pila de cadáveres no es para estar orgullosos. Otra forma de demostrar que se era el mejor no había y han sido los asesinos quienes se la han proporcionado.
Esto es un paréntesis de cuatro años. Más que suficientes para el arrepentimiento y la vuelta a la realidad. Esperemos que los judas españoles no hagan nada irreparable con España y que pronto podamos restituirle su dignidad.
Este desgraciado periodo se nos va a hacer largo y muchos desmanes veremos. Los sufridores, los de siempre. Los políticos y sus lacayos seguirán derrochando.
No tenemos arreglo ni criterio propio. Demasiado borrego.