01 marzo 2010
ZP y la ideología de género
Una madre progresista.
Un útero con disfraz de hombre.
La ideología de género preconizada no solo por los colectivos interesados en ello y por nuestros gobernantes sino que impuesta mediante disposiciones legales, parte de la convicción de que la identidad sexual es tan sólo una construcción de nuestro entorno, y por tanto nada hay de innato en ella. Así, la identidad sexual sería totalmente maleable y no tendría nada que ver con el nacimiento,
Los proponentes de esta ideología afirman que las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres.
Piensan más bien que las diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras sociales de dicha sociedad.
Tales "feministas de género" defienden que cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo que la cultura piensa que cada uno es, hembra o varón. Los promotores de dicha ideología insisten en decir que toda relación o actividad de los seres humanos es resultado de una "construcción social" que otorga al hombre una posición superior en la sociedad y a la mujer una inferior.
Quieren rebelarse contra esto y dejar a la libertad de cada cual el tipo de "género" al que quieren pertenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que hombres y mujeres heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los bisexuales sean simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás deben respetar.
De esta forma se diluye la diferencia entre los sexos como algo convencionalmente atribuido por la sociedad y cada uno puede "inventarse" a sí mismo.
Con ello, toda la moral se remite a la decisión del individuo y desaparece la diferencia entre lo permitido y lo prohibido en esta materia.
Según algunos autores, la teoría del "feminismo de género" se basa en una interpretación neo-marxista de la historia (si el marxismo se fundamenta en la necesidad de destruir la diferencia de clases, más aún la diferencia de sexos) la cual busca establecer una igualdad total entre hombre y mujer, sin considerar las naturales diferencias entre ambos, especialmente las diferencias sexuales; más aún, relativizan la noción de sexo de tal manera que no existirían dos sexos, sino más bien muchas "orientaciones sexuales".
El propósito subyacente que guía a la ideología de género en las polémicas en torno a la transexualidad, es llegar a una sociedad “genéricamente neutra”, en tanto que se entiende que cualquier diferencia entre hombre y mujer es en sí misma una discriminación, que cualquier diferenciación por sexos implica fatalmente la agresión masculina y la opresión femenina, y que hombre y mujer, en definitiva, necesitan anular sus diferencias para ser capaces de relaciones de cooperación.
Por otra parte, si la identidad sexual es una construcción social, como resultado de la educación y el entorno, y por tanto maleable, el individuo, aunque sea menor, se ve reprimido en todo caso por la relación de dominación con que le sojuzga su familia. Así, para liberar la identidad sexual del sujeto, independiente de los atributos sexuales con que haya nacido, se puede aprovechar su misma maleabilidad, por ejemplo, con medicamentos que bloquean la pubertad y con hormonas.
Así, tal ideología pretende liberar al individuo con la disolución de los lazos represivos de la “familia tradicional”, que ahora se quiere en formato abierto, como los nuevos modelos de familia que las aberrantes ideologías de izquierdas quieren imponernos
Creo que no es necesario aclarar que el caso de un hombre metido en un cuerpo de mujer y viceversa, por causa de un error de la Naturaleza, no tiene nada que ver con este pretendido derecho a elegir el sexo que deseamos tener sin tener en cuenta el que teníamos al nacer. En dicho caso se trataría de reparar algo parecido a una "malformación congénita".
En conclusión, si es en la familia donde se educa al niño como hombre o como mujer y si es la Iglesia la que rechaza determinadas conductas, lo que hay que hacer es destruir ambas instituciones. Y como no podía ser de otra forma en quien se declara feminista radical, el presidente ZP, abanderado de todas las estupideces posibles, se ha puesto a ello con entusiasmo mientras es aclamado por su coro de ministras feministas.
En un siguiente artículo hablaremos de la hipocresía y contradicciones de semejante ideología.
Con ello espero que Vds. entiendan mejor los orígenes de ese afán por desvirtuar y más tarde destruir la familia tradicional y en atacar a la Iglesia.
Un útero con disfraz de hombre.
La ideología de género preconizada no solo por los colectivos interesados en ello y por nuestros gobernantes sino que impuesta mediante disposiciones legales, parte de la convicción de que la identidad sexual es tan sólo una construcción de nuestro entorno, y por tanto nada hay de innato en ella. Así, la identidad sexual sería totalmente maleable y no tendría nada que ver con el nacimiento,
Los proponentes de esta ideología afirman que las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres.
Piensan más bien que las diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras sociales de dicha sociedad.
Tales "feministas de género" defienden que cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo que la cultura piensa que cada uno es, hembra o varón. Los promotores de dicha ideología insisten en decir que toda relación o actividad de los seres humanos es resultado de una "construcción social" que otorga al hombre una posición superior en la sociedad y a la mujer una inferior.
Quieren rebelarse contra esto y dejar a la libertad de cada cual el tipo de "género" al que quieren pertenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que hombres y mujeres heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los bisexuales sean simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás deben respetar.
De esta forma se diluye la diferencia entre los sexos como algo convencionalmente atribuido por la sociedad y cada uno puede "inventarse" a sí mismo.
Con ello, toda la moral se remite a la decisión del individuo y desaparece la diferencia entre lo permitido y lo prohibido en esta materia.
Según algunos autores, la teoría del "feminismo de género" se basa en una interpretación neo-marxista de la historia (si el marxismo se fundamenta en la necesidad de destruir la diferencia de clases, más aún la diferencia de sexos) la cual busca establecer una igualdad total entre hombre y mujer, sin considerar las naturales diferencias entre ambos, especialmente las diferencias sexuales; más aún, relativizan la noción de sexo de tal manera que no existirían dos sexos, sino más bien muchas "orientaciones sexuales".
El propósito subyacente que guía a la ideología de género en las polémicas en torno a la transexualidad, es llegar a una sociedad “genéricamente neutra”, en tanto que se entiende que cualquier diferencia entre hombre y mujer es en sí misma una discriminación, que cualquier diferenciación por sexos implica fatalmente la agresión masculina y la opresión femenina, y que hombre y mujer, en definitiva, necesitan anular sus diferencias para ser capaces de relaciones de cooperación.
Por otra parte, si la identidad sexual es una construcción social, como resultado de la educación y el entorno, y por tanto maleable, el individuo, aunque sea menor, se ve reprimido en todo caso por la relación de dominación con que le sojuzga su familia. Así, para liberar la identidad sexual del sujeto, independiente de los atributos sexuales con que haya nacido, se puede aprovechar su misma maleabilidad, por ejemplo, con medicamentos que bloquean la pubertad y con hormonas.
Así, tal ideología pretende liberar al individuo con la disolución de los lazos represivos de la “familia tradicional”, que ahora se quiere en formato abierto, como los nuevos modelos de familia que las aberrantes ideologías de izquierdas quieren imponernos
Creo que no es necesario aclarar que el caso de un hombre metido en un cuerpo de mujer y viceversa, por causa de un error de la Naturaleza, no tiene nada que ver con este pretendido derecho a elegir el sexo que deseamos tener sin tener en cuenta el que teníamos al nacer. En dicho caso se trataría de reparar algo parecido a una "malformación congénita".
En conclusión, si es en la familia donde se educa al niño como hombre o como mujer y si es la Iglesia la que rechaza determinadas conductas, lo que hay que hacer es destruir ambas instituciones. Y como no podía ser de otra forma en quien se declara feminista radical, el presidente ZP, abanderado de todas las estupideces posibles, se ha puesto a ello con entusiasmo mientras es aclamado por su coro de ministras feministas.
En un siguiente artículo hablaremos de la hipocresía y contradicciones de semejante ideología.
Con ello espero que Vds. entiendan mejor los orígenes de ese afán por desvirtuar y más tarde destruir la familia tradicional y en atacar a la Iglesia.