01 marzo 2010
ZP y el cambio
Un gran líder internacional para el cambio.
Simplemente un cero a la izquierda.
Me refiero al cambio de modelo económico porque el cambio −el cambio en general− desgraciadamente ya lo hemos notado. A peor, como era de esperar de quienes cubren los puestos de responsabilidad con los enchufados en lugar de los mejores o quienes han de cubrir un determinado número de cargos teniendo en cuenta el único mérito de ser mujer.
ZP el Vano, jefe del Ejecutivo −ejecutivo referido a ejecutar seres vivos mediante carnicería abortiva− en su discurso del debate sobre el estado de la nación −12.05.09− en el pleno del Congreso y a lo largo de una hora, apostó por un cambio del modelo económico, y para lograrlo anunció ayudas directas a la adquisición de coches, cambios fiscales en la compra y alquiler de viviendas, rebajas para pymes y autónomos y ordenadores para todos los escolares.
Tres días después todo se quedó en humo... Todo eso ha quedado en nada ya que el grupo socialista ha tenido que descafeinar sus propuestas para que los grupos de la oposición no se las rechacen. Una vez más, Zapatero cero patatero.
Hasta ahora el modelo económico español estaba cimentado sobre el mercado inmobiliario y la banca, además del turismo. Nuestra economía se apoyaba en multitud de pequeñas empresas de la construcción montadas por cualquier antiguo jefe de obras que sólo sabe moverse en ese terreno. Cualquier albañil con experiencia montaba su chiringuito para levantar unos pisos y hacerse rico. Muchos de ellos todavía se pasean en su Mercedes. Mientras tanto, los bancos que han dispuesto de carta blanca para cobrar por todo, han dado hipotecas a diestro y siniestro obteniendo unos resultados históricos cada año, superando un 20% de media los resultados del ejercicio anterior. Y todo ello sin contar con nuestra elevada dependencia energética, puesta por ZP en manos extranjeras. Hasta que se acabó el desmadre.
Este era nuestro modelo económico y esas eran las medidas que habrían de corregirlo.
Ninguna de las medidas exhibidas triunfalmente por el presidente Rodríguez hubieran servido para nada. Nadie compra coches estando en el paro y no se trataba más que de parches de cara a la galería. Un verdadero cambio de modelo económico ha de estar basado en la innovación y hasta ahora las medidas de ZP no han tenido nada de innovadoras sino de engañosas. Un cambio de modelo ha de estar precedido de investigación que proporcione a la industria tecnologías innovadoras necesarias para su desarrollo y expansión. Mientras no sea así, nuestra economía dependerá de los albañiles y los guiris. Mala cosa, ambos sectores demasiado frágiles y sujetos a que cualquier interferencia interna o externa los paralice y retraiga.
Un cambio ha de estar impulsado por incentivar los valores productivos, como la educación, la tecnología y la financiación. Tres factores complementarios e imprescindibles a los podrían añadirse otros igualmente necesarios, pero si no empezamos por la educación −fracasada y en la cola de los países desarrollados− nunca tendremos gente capaz y profesionalmente bien preparada. Después vendrán las ayudas a la investigación, a las pymes y otras, pero no basta con regalarle un ordenador a los niños para que ocupen su tiempo en otras cosas que no corrigen el fracaso escolar.
La investigación y desarrollo (I+D) es fundamental para un cambio de orientación de la economía. España es uno de los países de la Unión Europea que menos dinero invierte en este terreno y hasta hace poco el gasto en I+D en Francia representaba el 2,24% del PIB frente a menos del 0,9% en España, lo que en realidad supone un esfuerzo no de un poco más del doble sino de casi cinco veces más. Francia tiene casi el doble de investigadores per capita que España (60 por cada 10.000 habitantes frente a los 33 de España, bien a la cola de la UE y de la OCDE) y un capital humano total de tres veces más investigadores.
Actualmente España destina el 1% del PIB a I+D mientras que el objetivo europeo se sitúa en el 3% del Producto Interior Bruto.
Lo demás, lo de regalar 500 euros por la compra de un coche (dijo que la ayuda sería de 2000 euros pero de ellos el fabricante debería aportar 1000 y la Comunidad Autónoma otros 500. Es alucinante que el "Gobierno" disponga de la caja de los demás y se lo apunte como una gran ayuda propia. Así cualquiera.) no son más que parches improvisados muy poco serios y muy propio de personajes como ZP el Vano y demás payasos tercermundistas.
¿De verdad alguien ha creído que todas esas baratijas eran las bases para un cambio radical del modelo económico español, que acabe con las desigualdades y nos convierta en los campeones de la Champions League, tal como presumía el susodicho?
Pues sí. Tenemos tan bajo nivel que la plebe sigue creyendo, aplaudiendo, defendiendo y votando a quien los sigue engañando día a día y ellos sin enterarse, a lo suyo y ajenos a cuestiones que parece no les afectan.
Hasta que no llegue al poder un político que se considere un simple administrador del patrimonio −económico, cultural, territorial, etc− que el pueblo le entrega para su engrandecimiento y entienda que la política y la economía no son objetivos en sí sino herramientas para resolver los problemas de la gente, no levantaremos cabeza.
Así que pueden esperar sentados.
Me refiero al cambio de modelo económico porque el cambio −el cambio en general− desgraciadamente ya lo hemos notado. A peor, como era de esperar de quienes cubren los puestos de responsabilidad con los enchufados en lugar de los mejores o quienes han de cubrir un determinado número de cargos teniendo en cuenta el único mérito de ser mujer.
ZP el Vano, jefe del Ejecutivo −ejecutivo referido a ejecutar seres vivos mediante carnicería abortiva− en su discurso del debate sobre el estado de la nación −12.05.09− en el pleno del Congreso y a lo largo de una hora, apostó por un cambio del modelo económico, y para lograrlo anunció ayudas directas a la adquisición de coches, cambios fiscales en la compra y alquiler de viviendas, rebajas para pymes y autónomos y ordenadores para todos los escolares.
Tres días después todo se quedó en humo... Todo eso ha quedado en nada ya que el grupo socialista ha tenido que descafeinar sus propuestas para que los grupos de la oposición no se las rechacen. Una vez más, Zapatero cero patatero.
Hasta ahora el modelo económico español estaba cimentado sobre el mercado inmobiliario y la banca, además del turismo. Nuestra economía se apoyaba en multitud de pequeñas empresas de la construcción montadas por cualquier antiguo jefe de obras que sólo sabe moverse en ese terreno. Cualquier albañil con experiencia montaba su chiringuito para levantar unos pisos y hacerse rico. Muchos de ellos todavía se pasean en su Mercedes. Mientras tanto, los bancos que han dispuesto de carta blanca para cobrar por todo, han dado hipotecas a diestro y siniestro obteniendo unos resultados históricos cada año, superando un 20% de media los resultados del ejercicio anterior. Y todo ello sin contar con nuestra elevada dependencia energética, puesta por ZP en manos extranjeras. Hasta que se acabó el desmadre.
Este era nuestro modelo económico y esas eran las medidas que habrían de corregirlo.
Ninguna de las medidas exhibidas triunfalmente por el presidente Rodríguez hubieran servido para nada. Nadie compra coches estando en el paro y no se trataba más que de parches de cara a la galería. Un verdadero cambio de modelo económico ha de estar basado en la innovación y hasta ahora las medidas de ZP no han tenido nada de innovadoras sino de engañosas. Un cambio de modelo ha de estar precedido de investigación que proporcione a la industria tecnologías innovadoras necesarias para su desarrollo y expansión. Mientras no sea así, nuestra economía dependerá de los albañiles y los guiris. Mala cosa, ambos sectores demasiado frágiles y sujetos a que cualquier interferencia interna o externa los paralice y retraiga.
Un cambio ha de estar impulsado por incentivar los valores productivos, como la educación, la tecnología y la financiación. Tres factores complementarios e imprescindibles a los podrían añadirse otros igualmente necesarios, pero si no empezamos por la educación −fracasada y en la cola de los países desarrollados− nunca tendremos gente capaz y profesionalmente bien preparada. Después vendrán las ayudas a la investigación, a las pymes y otras, pero no basta con regalarle un ordenador a los niños para que ocupen su tiempo en otras cosas que no corrigen el fracaso escolar.
La investigación y desarrollo (I+D) es fundamental para un cambio de orientación de la economía. España es uno de los países de la Unión Europea que menos dinero invierte en este terreno y hasta hace poco el gasto en I+D en Francia representaba el 2,24% del PIB frente a menos del 0,9% en España, lo que en realidad supone un esfuerzo no de un poco más del doble sino de casi cinco veces más. Francia tiene casi el doble de investigadores per capita que España (60 por cada 10.000 habitantes frente a los 33 de España, bien a la cola de la UE y de la OCDE) y un capital humano total de tres veces más investigadores.
Actualmente España destina el 1% del PIB a I+D mientras que el objetivo europeo se sitúa en el 3% del Producto Interior Bruto.
Lo demás, lo de regalar 500 euros por la compra de un coche (dijo que la ayuda sería de 2000 euros pero de ellos el fabricante debería aportar 1000 y la Comunidad Autónoma otros 500. Es alucinante que el "Gobierno" disponga de la caja de los demás y se lo apunte como una gran ayuda propia. Así cualquiera.) no son más que parches improvisados muy poco serios y muy propio de personajes como ZP el Vano y demás payasos tercermundistas.
¿De verdad alguien ha creído que todas esas baratijas eran las bases para un cambio radical del modelo económico español, que acabe con las desigualdades y nos convierta en los campeones de la Champions League, tal como presumía el susodicho?
Pues sí. Tenemos tan bajo nivel que la plebe sigue creyendo, aplaudiendo, defendiendo y votando a quien los sigue engañando día a día y ellos sin enterarse, a lo suyo y ajenos a cuestiones que parece no les afectan.
Hasta que no llegue al poder un político que se considere un simple administrador del patrimonio −económico, cultural, territorial, etc− que el pueblo le entrega para su engrandecimiento y entienda que la política y la economía no son objetivos en sí sino herramientas para resolver los problemas de la gente, no levantaremos cabeza.
Así que pueden esperar sentados.