01 marzo 2010

ZP y los piratas - I


Pues no, esta vez no. Se trata de piratas pero esta vez no me refiero a los políticos sino a los que roban en alta mar.


LA SITUACIÓN

En 1996, y tras el desastre de la intervención internacional en Somalia, el país quedó sumido en un caos de difícil solución, un país de pastores y de guerras tribales que ahora se libran con armamento pesado y la crueldad propia del fanatismo islámico y de quienes no tienen nada que perder. Las petroleras dan por perdida toda su inversión y abandonan la esperanza de estabilizar el país. Las facciones musulmanas yihadistas son financiadas por los islamistas radicales de la vecina Yemen

Somalia se fragmenta en pequeños estados no oficiales y para el año 2002 se vive una guerra civil de la que no se informa en la prensa. Los islamistas quieren imponer la saria –ley islámica– en el país, lo que provoca un fuerte rechazo social, ya que entre las normativas se encuentra la de no mascar el khat, la droga más popular, o la de prohibir los partidos de fútbol. Con este panorama y en un país como Somalia, las cosas solo podían ir a peor.

En los 90, los americanos –junto con fuerzas de Pakistán y Malasia– llegaron en Somalia para poner orden, la progresía internacional los puso a parir como es habitual, y los señores de la guerra se volvieron contra ellos por que les desmontaban el chiringuito, tuvieron algunas bajas –recordad la batalla de Mogadiscio y la película "Black Hawk Down" donde se narran los hechos– hasta que se hartaron y se marcharon.

Pero desde que los americanos abandonan el país, misteriosos barcos europeos comienzan a aparecer por las costas somalíes. Tiran grandes barriles y contenedores en el océano. La gente de las poblaciones costeras comienza a sufrir un alto índice de enfermedades cutáneas, nauseas y bebes con malformaciones.

El enviado de la ONU a Somalia, Ahmedou Ould-Abdallah, declara a Johann Hari, un periodista británico independiente, que “alguien está vertiendo material nuclear aquí. También plomo, cadmio y mercurio, todo lo que te puedas imaginar”. La fuente de los residuos son hospitales y empresas europeas, que ceden sus residuos a la camorra para que se deshaga de ellos a bajo coste. ¿Qué lugar mejor que en Somalia, antigua colonia italiana y país sin ley, donde la impunidad que necesitan está garantizada?

Que la camorra gestiona los residuos de las empresas y los hospitales europeos no son noticias nuevas; en su best-seller “”Gomorra”, Roberto Saviano describe con claridad meridiana como la bien pensante y ecológica Europa se deshace de su mierda a través de la mafia.

Actualmente Somalia no existe como país, no hay ninguna ley, solo señores de la guerra luchando por sus intereses y el control del país.

LOS EXPOLIADORES

Más de 700 barcos pesqueros operan al mismo tiempo en aguas de Somalia, aprovechándose de la incapacidad del país de vigilar y controlar sus propias aguas y zonas de pesca. Los barcos arrasan anualmente con un estimado de 450 millones de dólares en mariscos y peces del mar somalí. Al obrar así, roban una fuente inestimable de proteínas a una de las naciones más pobres del mundo y arruinan el sustento legítimo de vida de los pescadores.

Sin embargo, los pescadores locales están encantados con los piratas, a quienes ven como sus salvadores dado que ahuyentan a los pesqueros extranjeros y les libran del expolio que llevan a cabo los grandes buques que están extinguiendo la pesca litoral en estos países que se mueren de hambre.

Ver el siguiente vídeo, tan interesante como aclarativo de la situación, filmado en aguas de la vecina Kenia, también víctima del expolio de los facinerosos.

http://www.youtube.com/watch?v=t7uN2d2YCJM

Pero quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón y por mi parte y en este caso, siempre que se limiten a pedir rescates –indemnizaciones– sin hacer daño a nadie, hasta les daría la razón a los piratas locales antes que a los internacionales porque en realidad es a los piratas a quienes roban. Y que nadie hable de la legalidad ni falacias semejantes que no respetan aquellos –también piratas, sin pabellón de país alguno– a quienes desde los gobiernos se protege y favorece por intereses políticos.

Existen estos piratas porque existen barcos que expolian sus recursos. Que dejen de pescar allí en lugar de pretender hacerlo por la fuerza desde un barco pesquero pirata protegido por las armas y el problema desaparecerá.

Y, lógicamente, no dejo de estar al lado de las tripulaciones, víctimas de unos y de otros.

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Nota:

REANUDADA LA PUBLICACIÓN EN FEBRERO 2010.

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