01 marzo 2010

ZP, ETA y la Iglesia


Marxistas y curas juntos, la incongruencia vasca.-

No se comprende fácilmente. Una ciudadanía que hace bandera de su catolicismo y donde hasta Sabino Arana –padre de la patria vasca– tenía por lema “Dios y Patria”, pero que en parte se deja seducir por la idea de una nación independiente gobernada por el marxismo-leninismo.

Da que pensar. Esos separatistas no son tan cazurros como podría deducirse del aldeano sentimiento de superioridad que a muchos les han inculcado en los centros de adoctrinamiento −ikastolas− y sin embargo ansían la independencia perseguida por ETA y su entorno. A pesar de contar con un excelente nivel de vida y una clase cultural deseable para otras provincias españolas, los nacionalistas vascos siguen empeñados en pasar por el mismo proceso de descomposición que se ha sufrido en otros países dominados por el comunismo y que deberían servirles de ejemplo y rechazo. Más ilógico todavía resulta el hecho de que una parte de la burguesía vasca vea con simpatía o apoye este proceso. Si el comunismo no es más que el resentimiento de los que tienen poco contra los que tienen mucho, la explicación es que esos ricachones nacionalistas quieren más todavía.

Pero el proceso vasco es muy singular. El movimiento separatista que termino asesinando indiscriminadamente y poniendo bombas que podían matar a cualquier inocente se gestó en un seminario, continuó apoyándose en la Iglesia vasca y hoy, después de más de mil asesinatos, sigue disfrutando del apoyo del clero vasco.

Una gran mayoría de los curas vascos, en torno al 80% según parece, se declara nacionalista y otro 10% pertenece a la izquierda abertzale. Los que están con ETA o con su entorno lo hacen por convencimiento y ante una eventual consulta popular sobre la independencia del país vasco, la Iglesia vasca se posicionaría claramente a favor.

Aunque resulte incongruente el hecho de que una organización marxista como ETA tenga su origen en militantes católicos hay que tener en cuenta que en sus inicios ETA no fue de corte marxista sino que se declaró marxista-leninista y decidió comenzar a matar a partir del juicio de Burgos, donde hubo nueve penas de muerte – que luego fueron indultadas– y más de 500 años de cárcel para los 16 acusados etarras, entre los que había dos curas vascos. ETA surge de las juventudes católicas del PNV y desde el comienzo recluta a gente desde grupos católicos, llegando ETA a pedir, antes de asesinar por primera vez, informes a diversos eclesiásticos sobre la licitud del uso de la violencia. Parece que los informes fueron favorables, sobre todo si monseñor Setién hizo alguno de ellos.

No obstante, desde hace tiempo, ETA trata de desvincularse de la Iglesia católica sustituyendo el culto a Dios por el culto a Euskadi y los mitos de la patria vasca inventada por Sabino Arana en todos sus detalles.

ETA nació –con el objetivo de conseguir la independencia para el País Vasco– el día de san Ignacio, 31 de julio, de 1959, y la elección de la fecha no fue casual ya que un número considerable de sacerdotes y alumnos de seminarios se encontraban entre sus primeros miembros.

Su “1ª Asamblea”, celebrada en mayo de 1962 en el monasterio benedictino de Belloc, dejó de manifiesto que ETA era nacionalista, socialista y radical pero aún resultaba confusa en sus planteamientos. En esta misma asamblea decidieron que Euskadi −la tierra a la que tenían que "liberar"− estaba enclavada en un territorio español y francés que dividieron en siete "herrialdes" o provincias

Para delimitar la tierra que ETA debía "liberar", aquella organización no tuvo en cuenta algo tan importante como consultar a sus habitantes, ya que la mayor parte de ellos se sentían −y se sienten− muy bien con su situación geográfica y política, pero incluso así, ETA se empeñó en convertirse en violento adalid de unos dispares pueblos situados en la Aquitania francesa y en las regiones españolas de Navarra y Vascongadas, pueblos que –ciertamente– nunca reconocieron a esa organización autoridad alguna para decidir por ellos.

No obstante, aunque la mayoría vasca nunca aceptó que ETA fuera considerada representante de sus intereses, Zapatero se ha tomado la libertad de admitirlo así en nombre de todos. En nombre de todos pero sin contar con nadie.

Como siempre.

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