01 marzo 2010

ZP, el pan y la guerra


¿Misión de paz? Al pan, pan y a la guerra, guerra.


El Teniente General Pardo de Santayana (en la reserva) considera que "borrar las palabras 'guerra' o 'enemigo' de los documentos militares es infantil y poco serio". "Es grave desfigurar la condición de combatiente del soldado", considero el alto mando miliar.

Para Pardo de Santayana, hasta los años 2025 a 2030, en los que se prevé que China alcance a Estados Unidos como potencia militar, los ejércitos de Tierra tendrán un papel importante, "puesto que gran parte de las misiones requerirán contacto con la población civil" y habrá que realizar "operaciones de contrainsurgencia", como actualmente ocurre en Afganistán, sobre el que ha señalado: "Un país cuya mitad está ocupada por el enemigo es un país en guerra".

Por este motivo, el teniente general ha criticado el "buenismo" y el "doble lenguaje" –hacia dentro de España y hacia fuera– que supone eliminar el uso de términos como 'guerra' o 'enemigo' para referirse a este tipo de operaciones.

También ha alertado sobre la necesidad de dar "una adecuada formación moral a los soldados para afrontar escenarios caóticos" propios de situaciones de insurgencia, "en las que se difumina la distinción entre combatientes y población civil", como sucede en Afganistán, Irak o Gaza. "Los soldados han de recuperar su condición de combatientes, sobre todo después de largos periodos de desarrollo de tareas humanitarias", ha afirmado.

El Teniente General Pardo de Santayana hizo estas declaraciones en las VI Jornadas sobre Cultura de Defensa Nacional en la Universidad CEU Cardenal Herrera.

Pues sí, ya era hora de que profesionales de alta graduación (capacitación+experiencia) hablen claro y les vayan aclarando las ideas a estas amas de casa –incluido ZP el feminista– que nos gobiernan y hasta dirigen las FF.AA.- Todos estamos contra la guerra, incluidos los militares porque son ellos los primeros que se juegan la vida, pero negarse a reconocer la inevitable existencia de guerras y pretender que podemos vivir en un mundo sin guerras es propio de colegiales que viven en su propio mundo de fantasías.

Las guerras son el resultado de las más bajas pasiones del ser humano. El ansia de poder, el odio y la codicia además de cuestiones raciales y otras son los orígenes de las guerras.

¿Alguien cree que pueden evitarse las guerras sin antes haber erradicado tales males de la humanidad? Quien así lo crea no merece atención ni credibilidad alguna y mucho menos gobernar una nación que ha de mantener unos compromisos internacionales que pretenden imponer la paz haciendo la guerra a quienes la perturban. No hay otra fórmula cuando se agotan otras soluciones.

Todos sin excepción estamos contra la delincuencia y mantenemos unas fuerzas del orden para acabar con ella. Sería estúpido negar la necesidad de una policía y pretender acabar con la delincuencia sin ella. Del mismo modo se niega la necesidad de unas Fuerzas Armadas –pacifismo progre– y se las quiere reconvertir en brigadas de reconstrucción y protección civil negando su carácter de combatientes, a la vez que se pretende acabar con las guerras sin fuerzas de interposición ni ejército alguno. Para neutralizar y reducir a los delincuentes, sean bandas organizadas, dictadores, opresores o genocidas, no hay otra solución que enviarles a la policía –ejército– y conseguirlo aún con el empleo de la fuerza. Tampoco es discutible que mayoritariamente también aceptamos que la violencia está justificada cuando se utiliza contra los violentos que no dejan otra vía. Así lo afirmo Anthony Giddens, autor de 'La tercera vía' y reconocido como “el mejor conferenciante del mundo”. Decía que «No se puede gobernar el mundo sólo con la ética, es necesaria la fuerza».

Pero ha quedado bien claro, «"Un país cuya mitad está ocupada por el enemigo es un país en guerra"» así que sería mucho más serio y responsable –y sobre todo dejarían de considerarnos tontos a los españoles– el reconocer la existencia de la guerra y la necesidad de la intervención armada, del mismo modo que se hace con la delincuencia y la policía sin complejo alguno.

La postura actual es de un irreal pacifismo y una meméz utópica muy propia de quienes así lo plantean y nos lo imponen desde el “Gobierno”.

El problema es que Zapatero está obligado a mantener lo contrario de lo que ya resulta una evidencia indiscutible y un ridículo internacional, ya que en su día montó el gran show del año contra la guerra de Irak –más apropiadamente contra esta guerra en particular y no contra otras– y ahora no puede reconocer que ha repetido la jugada de Aznar, aunque aquel lo hizo con mayor transparencia y responsabilidad y dentro de un conflicto donde los españoles nunca fueron combatientes como en Afganistán. Los medios de comunicación le han apoyado y lo siguen haciendo mayoritariamente –se juegan las subvenciones y otras menudencias– y el “Gobierno” intenta convencernos de que la opinión pública es lo mismo que la opinión publicada, manteniendo machaconamente que lo de Irak era una guerra y lo suyo de Afganistán es una misión de paz, a pesar de que nos ametrallan todos los días y de las órdenes de agachar la cabeza y no responder al fuego y el silencio impuesto a los militares para que no hablen y cuenten la realidad.

Una de las cosas que demuestran la grandeza de los hombres es saber reconocer sus errores y hacerlo aun a sabiendas de que habrá de pagar un precio es la mayor prueba de honradez que podría darnos un político.

Aunque sería demasiado pedir. Esto queda totalmente descartado en el caso de Zapatero y sus cómplices. Nunca fueron totalmente honrados con los españoles.

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